- Mapa de situación:
14.1 km, 06:34:51
- Descripción:
Los valles occidentales del Pirineo, cumbres en las que hacen frontera los míticos reinos de Navarra y Aragón, representan un paisaje excepcional y caprichoso. Visitar estas tierras, alejadas del ruido que han causado la invasión de las pistas de esquí en los valles más orientales, provoca al extraño sensaciones únicas. Describirlas aquí sería imposible para nosotros. Dejemos a otros que ya lo intentaron en su día:
Era un trozo de tierra jurdana
sin una alquería;
era un trozo de mundo sin ruido,
de mundo sin vida.
Era un campo tan solo, tan solo
como un cementerio,
donde más hondamente se sienten
los hondos silencios.
Madroñeras, lentiscos y jaras
helechos y piedras,
madreselvas, zarzales y brezos,
retamas escuetas…
¡La maraña revuelta y estéril
que viste los campos
cuando no los fecundan y riegan
sudores humanos!
Sí, otra vez se dispone “eltrotamontes” a entrar en la leyenda; esta vez bajo este mismo sol y estos mismos valles, antaño plagados de osos pardos y que este invierno rondamos algunos privilegiados montañeros con nuestras pezuñas de metal.
Relatamos nuestras andanzas por estos valles únicamente por el deber ético del montañero; deber innegable, sí, lo sabemos y por eso lo hacemos, pero dejadnos al menos desear para nuestros adentros que no vayáis ninguno… permitidnos desear que no vaya nunca nadie. Aunque sólo sea con estos valles y por esta vez. Dejad para nosotros todos aquellos pastos, dejadnos retozar por los barrizales de sus laderas, bañarnos en sus ríos… Dejádnoslo todo, incluso el frío.
No nos culpéis por ello: llevamos los “trotamontes” en la sangre el linaje del gran oso pardo pirenaico.
- Pretretxema invernal.
Es Petretxema por su dificultad un monte clásico para aquellos que quieran iniciarse en las técnicas del alpinismo invernal pero, sin embargo, no está exento de dificultades. La suave pero larga pendiente final transcurre entre pendientes pronunciadas y puede complicarse si las condiciones del hielo y la visibilidad no son las adecuadas.
La subida comienza en el Refugio de Linza, al que se llega en coche por una carretera sombría que puede tener bastante hielo en invierno, a apenas 5 kilómetros de Zuriza. Desde el mismo refugio y tras pasar un pequeño puente, parte el camino que comparte hasta el Cuello de Linza la ascensión con la de la Mesa de los Tres Reyes. El camino está bien indicado y es difícil perderlo pero en invierno, por si la nieve es abundante, conviene llevarse un mapa o gps. A medida que se va ganando altura el paisaje es cada vez más alpino: La Paquiza, Peñazkaurre, Atxerito…
Llegados al cuello de Linza hay una señal que divide nuestro camino: hacia el oeste y rodeando la Foya de la Solana parte para la Mesa; hacia el este ganando altura gradualmente para Petretxema. Desde aquí el camino es bastante claro y directo: al rato un pequeño rodeo a un farallón rocoso (si se quiere se puede subir directamente por una ladera pronunciada) y ya se enfila la larga subida final. Ayuda a sobrellevar la ascensión un poco de vino y chocolate si se tiene.
El camino ha sido largo pero una vez en la cumbre la inmensidad del paisaje y el vino hacen que las piernas y la cabeza se vuelvan ligeras: la Mesa, Atxerito, Sobarcal… y, justo enfrente de nosotros, tan cerca que dan ganas de saltar y aferrarse a ella, la Gran Aguja de Ansabere: inquebrantable falange rocosa, invicta hasta ahora por estos humildes “trotamontes”.
La cordillera del Atlas marroquí, el Yosemite californiano, el Lantang Nepalí… montañas de medio mundo... Todas moles rocosas que han sido pisadas por nuestras botas y, sin embargo, aquí tan cerca, está nuestro reino. Nada comparable a estos valles occidentales…
- Fotografías:
Comentarios:
Oketa ( 1035 m.).
Ruta del Cares.
Ruta del Cares.
Vignemale (3290 m.) desde Pont D'espagne.
Vignemale (3290 m.) desde Pont D'espagne.