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Ficha:

  • Nombre: Cruz de Motrico (851 m.)
  • Situación: Sierras de Obarenes. Montes de Miranda.
  • Punto de partida: Villalba de Rioja. La Rioja.
  • Desnivel: 305 m. de desnivel.
  • Duración:  12 km. de travesía y  3 horas.
  • Cartografía: IGN_169-II.
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  •  Mapa de situación:

12 km, 00:00:00

  • Descripción:

 Acostado en el lado sur de la Sierra de los Obarenes, en la parte conocida como Montes de Miranda, Villalba de Rioja une a su pasado de historias y conquistas, el ser el lugar donde se cultivan los mejores caldos de la Rioja Alta. Las bodegas mas afamadas de Haro se disputan sus caldos para la elaboración de sus mejores reservas. Un hijo de la villa fue D. Pedro Ruiz del Castillo, inmortalizado por Alonso de Ercilla en su obra la Araucana. A él se debe la fundación de la ciudad argentina de Mendoza en 1561 en donde seguramente introdujo el cultivo de la uva, de tanta fama en esa zona. La casa familiar se encuentra en un lateral del pueblo; una enorme casona palacio que se ha mantenido en buen estado hasta nuestros días.

Dejando la casona mencionada a nuestra derecha y justo detrás de la Iglesia tomaremos la salida por  una pista asfaltada que abandona el pueblo en dirección este. A poco la pista gira bruscamente a dirección noroeste, que es la que llevaremos hasta el fin de nuestra travesía. En el punto desvío izquierda dejaremos la pista asfaltada para tomar a nuestra izquierda una ancha pista de tierra que irá ascendiendo entre pinares hasta el punto desvío donde tomaremos a nuestra derecha una pista de similares característica y que nos llevará sin pierde a la base del monte Cruz de Motrico. Un poste de señales nos indica el punto exacto de ascenso a la cumbre. Como en numerosos casos de los montes del País Vasco, esta cumbre no se libra de una enorme y horrorosa cruz metálica que la corona. La vuelta la hacemos por el mismo itinerario, pues la incesante lluvia no permita aventuras en la sierra. Nos acercamos, eso sí, en nuestra vuelta, a un mirador con un pequeño refugio, que corona un alto a derecha de nuestro itinerario de descenso. Desgraciadamente la visión de las alturas de la sierra, así como de las tierras llanas de la Rioja se halla velada por una espesa niebla que lo cubre todo. Después de una andada de unas tres horas entramos de nuevo en Villalba sin que la lluvia que empapa los campos nos haya abandonado en ningún momento.

  • Fotografías:

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